jueves, septiembre 27, 2007

Tiro otra toalla

No sé lo que me está pasando, pero lo de hoy ha sido demasiado. Después de seis años de carrera, un año de estudiar el MIR, cuatro años de especialidad, cuatro años de consulta. Después de tres hijos y dos puestos de trabajo. Después de 114000 km recorridos en mi Megane. Sí, después de todo esto hoy me he acercado a Alcampo, he ido a un mostrador y he dicho: buenas, quería comprarme un móvil y hacerme un contrato. Creo que me he sonrojado; pero no porque me diera vergüenza que viera a un muchacho de mi edad todavía sin móvil, sino por todo lo contrario. Con lo que yo he sido...
Porque sí: yo, como todos, me reía de aquéllos que al comienzo de la movilexistencia iban trajeados por la calle hablando a voz en grito con su móvil; yo me burlé de los que se excusaron en que era para el coche y después, cuando alguien se retrasaba dos minutos a una cita ya estaban desenfundando su móvil; yo también me indigné cuando en el momento más inoportuno sonó un móvil, que robó el encanto a una cena romántica...
Y yo como todos he caído bajo sus garras. Siento haber defraudado a los que confiaron en mí como último baluarte para poder formar la liga antimóvil; pero también sé que hoy daré una de las alegrías más grandes a mi madre. Ahora mismo le mando un mensaje...

lunes, septiembre 24, 2007

Tiro una toalla

Quizá sea porque no me encuentro en un buen momento, tal vez porque llevo un mes y medio pasando las consultas de pediatría de la mañana y la tarde en un turno extraño, quizá porque hoy diez de los pacientes que tenía estaban mal citados y les habían dado cita para mañana aunque le han dicho que era para hoy, o tal vez porque si sesenta pacientes eran pocos no han faltado los que acuden "sin cita", que no "de urgencia". Todo esto me ha llevado a tomar una decisión (sé que no deben tomarse decisiones en momentos de gran implicación emotiva), así que he decidido tirar una toalla.
La primera discusión con una madre, porque no le mandaba nada para quitar a su hija las flemas; pero yo no soy de los radicales, que tampoco me cuesta tanto recetar un mucolítico. Exigente me ha contado eso de que ella paga todos los meses para una buena atención. Le he aclarado, que con lo que paga, en concreto, hoy tenía derecho a cuatro minutos de asistencia (por supuesto me ha robado más de diez). Después una mora, sin cita, porque a su hija le dolía la garganta y tenía fiebre. Tras explorarla, y ver en ese momento una garganta absolutamente normal, he pensado que lo razonable era darle un analgésico, y que en caso de que estuviera peor pidiera cita y la volvía a ver. Pues la buena mujer no estaba nada satisfecha, ella ya sabía que cuando empezaba así al final necesitaba antibiótico. Nunca lo había hecho pero hoy lo he hecho: le he firmado una receta en blanco y he dejado que se pusiera el tratamiento que le diera la gana. Después otra mora me pedía un informe para que dijera que su hija no podía vivir en una casa en la que está viviendo porque tiene mucha humedad; me ha enseñado unas fotos (que tampoco me han llamado especialmente la atención) y le he explicado que me temo que esa no es mi misión (tampoco parecía conforme).
Sé que pagan justos por pecadores, sé que algunos estarán contentos con mi forma de entender la pediatría; pero estoy cansado de recetar todos los lunes una docena de antibióticos porque durante el fin de semana han acudido al servicio de urgencias, en los que por supuesto no hay un solo pediatra, y consiguen ver patología con necesidad de antibiótico mayor de la que yo veo en una semana.
Pues bien: ya no puedo más. Supongo que es el comienzo de eso que me decían hace tiempo: en la primaria te vas a quemar...
Yo no voy a luchar más por una educación sanitaria que los fines de semana me tiran al traste, yo ya no voy a decir eso de que los mucolíticos, los antitusígenos y los descongestivos no han demostrado su utilidad en los catarros de vías altas; seré mucho más permisivo a la hora de recetar un buen antibiótico... Y terminaré así una larga lucha en la que lo crean mis pacientes o no, trataba de ofrecerles lo que pensaba que era mejor para sus hijos, sacando tiempo de donde no lo hay para poder estar al día. Porque me he dado cuenta de que la población no quiere eso. La población ve que su hijo tiene un problema y quieren un fármaco, un remedio mágico, algo que le quite ya el sufrimiento, (físico, claro, porque del dolor psíquico que supone una separación, y es que cada día son más frecuentes, no sé si se preocupan tanto).
La atención primaria se está quedando sin pediatras, y a pesar de que algunos médicos se niegan a reconocerlo, la atención pediátrica es cada vez peor. Pero a los pacientes eso les da igual, porque prefieren mil veces irse a casa con un antibiótico que no sirve para nada, que con una explicación de la no necesidad de sobremedicar a sus hijos.
Pero esto no significa que dejaré de ser buen médico (si es que alguna vez lo fui) sólo que seré peor de lo que era, para satisfacer el ansia de medicamentos de los padres, un ansia que no he sido capaz de encauzar (creo que si lo conseguí en el otro centro en el que estuve). No tiro toda la pediatría por la borda, tan sólo tiro una toalla, que tal vez con el tiempo vuelva a recoger.

lunes, septiembre 17, 2007

El visitador médico

Hace unos añitos era yo un tierno estudiante de quinto de Medicina. Y en las prácticas de Dermatología aprendí algo que no se me ha olvidado. El médico -ya no recuerdo su nombre- atendió con agrado a una persona que le presentaba unos productos de la industria farmacéutica. Tras hablar con él nos dijo a los que estábamos por allí: "vosotros haced lo que queráis, pero a mí me gusta atenderlos pronto y amablemente, al fin y al cabo son compañeros, y están haciendo su trabajo".
Después te das cuenta de porqué lo decía. Y es que en cierto grupo de médicos está como bien visto el alardear de "pasar" de los visitadores médicos, o hacerles esperar hasta la saciedad, o directamente el no atenderlos.
Escribo hoy esto porque acabo de ver a una visitadora médica, y me ha hecho mucha gracia. Es nueva y es la segunda vez que viene. Pues nada, ha venido acompañada de su jefe, que ha estado presente en toda la visita. Ya os podéis imaginar el mal rato que ha pasado la pobre, y encima no ha sido capaz de disimular su temblor, tanto en la voz como en las manos, ni su sequedad de boca.
Vamos, que me he imaginado a mí mismo viendo los oídos a un niño mientras la gerente comprueba después si mi diagnóstico es correcto. ¿Será necesario? ¿Serán técnicas para mejorar las ventas?
Puestos a mejorar las ventas yo recomendaría a todos los visitadores médicos, o a todo aquél que quiera vender, que eche un vistazo a este vídeo...

viernes, septiembre 14, 2007

Concierto de Alejandro Sanz en Las Ventas

Al fin me había llegado el turno. Es uno de los artistas que más me gustan y nunca le había visto actuar en directo. Pero por fin, ayer, a las diez de la noche, allí me encontraba: en la Plaza de Toros de Las Ventas, junto a mi mujer, esperando que saliera Alejandro Sanz al escenario.
A mi alrededor muchos treintañeros (más -as, que -os) contenían la emoción para aparentar un poco de dignidad, que exige el guión de la treintena.
Y por fin salió allí, con su guitarra colgada a modo de bandolera. Fue una actuación impecable, se entregó, aunque sintió poco. Y no me extraña: no es posible emocionarse concierto tras concierto. Fingió, pero fingió bien; y por eso me encantó. Uno de los momentos estelares lo produjo Niña Pastori, que derrochó arte, emoción y ternura, acompañada por un cálido piano y una tenue luz, se esmeró sin querer sobresalir, deslumbró sin cegarnos: ni un gesto exagerado, ni una postura fingida. En ese momento la noche se hizo arte: cuando nadie me ve...
Después Alejandro tocó el piano para nosotros, y junto a él cantamos Lo Ves, con breves silencios en los que dejaba que nuestro corazón hablara. El mío daba gracias por estar allí, acompañado de mi mujer, a la que tanto quiero, mirando el cielo de Madrid, un cielo que hace mucho dejó de ser un charquito de estrellas...

martes, septiembre 04, 2007

Comienza un nuevo curso

Buenos días, despierto de este letargo bloguero. El caso es que no todo este tiempo he estado de vacaciones, como piensa el Dr. Contreras :-) (sólo los maestros y algún que otro afortunado puede permitirse este lujo); pero he tenido descuidada la blogsfera, y lo que es peor: ando con mucho retraso en lectura de otrs blogs amigos. Pero había que ponerse a la tarea, y aquí estoy. Tras tanto tiempo sin escribir es un poco como el primer día de cole, ése en el que un murmullo de altos decibelios inunda las clases, que es el sonido de la ilusión de empezar un nuevo curso y la alegría de encontrarse a viejos compañeros. Pero yo no os voy a agotar con mis batallitas veraniegas. Me limitaré a deciros que han sido unas vacaciones fantásticas. Y para empezar el curso, ¿qué mejor forma que cantando? Aprovechando que mi amigo Luis está en España hemos decidido dar un concierto, como en los viejos tiempos. Sé que no aviso con mucho tiempo de antelación, porque el concierto es pasado mañana; pero por si alguien lo lee y le apetece venir: está invitado. Tocaremos el jueves 6 de septiembre en El Rincón del Arte Nuevo (C/Segovia, 17) a las 22:00. Prometo que pondré algún vídeo de la actuación más adelante (si consiguen grabarnos, porque la última vez, cuando nos dieron la cinta, estaba vacía). Y poco más: bienvenidos a todos los que empezáis a trabajar ahora, suerte con los exámenes los que estéis en ello, y como siempre, espero que nos leamos...
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