miércoles, enero 28, 2009

Llego tarde

Parece mentira. Me estoy volviendo un médico de hospital, y con el invierno que llevamos todavía no he dedicado unas líneas a maldecir los jarabes para los mocos y la tos...
Menos mal que repasando unos artículos he llegado a esta página (ver página) donde sin ser demasiado exigentes se recomienda no recetar estos medicamentos a los menores de dos años, y me ha servido como estímulo para dedicarle al tema (que, por cierto, me ha llevado muchas horas de estudio) unas breves líneas.
Aquí en España seguimos recetando Paidoterín a niños de 18 meses, sin ningún escrúpulo. Y no deja de sorprenderme que, además, este tipo de medicamentos estén financiados por la Seguridad Social, con tan poca evidencia científica que justifique su uso. Y ni siquiera, que yo sepa, en el prospecto del Paidoterín se desaconseja su uso en menores de 2 años.
Hace no mucho "sacaron" de la financiación al Pilka, y es que ya les debió de parecer que eso de que estuviera financiado el meterse drosella y tomillo por "salva sea la parte" para el alivio de la tos, ya era pasarse. Aunque a decir verdad, los supositorios de Pilka son algo cuya inutilidad es más difícil de demostrar, porque -que yo sepa- no existe ni un sólo estudio científico realizado con ellos, ni bueno ni malo. Así que mi forma de refutar su uso sería igual de difícil que la de desaconsejar rascarse las orejas con hojas de laurel para disminuir la congestión nasal (eso que las orejas están mas cerca de la nariz que lo otro).
En fin, un invierno más recomiendo contra los síntomas catarrales medidas generales (lavados nasales, paracetamol...) y vigilar los signos de posible complicación o gravedad (ya expuestos detalladamente en un post anterior).

jueves, enero 22, 2009

Qué hacer un día de lluvia

Hoy llueve en Madrid. Y esta mañana libraba, o sea, que no tenía que ir a trabajar. Así que ni corto ni perezoso he decidido irme con el pequeño de mis hijos (de veinte meses) al Museo del Prado.
Podréis pensar que no es algo apasionante para un niño (incluso alguno también tendrá claro que ni siquiera lo es para un adulto). Pero es curioso el gusto de los niños por la novedad. De hecho, recuerdo que hace un año fuimos todos al museo, y cuando llegó la hora de marcharse, mi hija que entonces tenía cuatro años se puso a llorar gritando: "¡no me quiero ir!" Os podéis imaginar la cara de estupefacción de los visitantes del museo, y la cara de orgullo de su padre...
Por ser familia numerosa te hacen un buen "descuentillo" a la entrada, así que si todavía es el precio lo que te impide ir al museo ya sabes: ten una familia numerosa.
Siempre he pensado que ver cuadros no es tan fácil como contemplar la naturaleza. A veces se agradece que alguien te explique algo. Y por desgracia no fueron muy aprovechados mis años escolares en este terreno. No sé por qué motivo los profesores de historia y de arte son los más aburridos. Y hoy lo he podido comprobar, ya que de refilón oía a algunos guías que me hacían recordar mis más soporíferas clases con el "Cuadra". Al igual que ocurre con los psiquiatras no sé qué es antes, si el huevo o la gallina. Por mi experiencia los psiquiatras son, en general, gente poco equilibrada. Y es que la contratransferencia (si no recuerdo mal: la influencia del paciente sobre el médico) tiene un papel determinante. Supongo que no es fácil escuchar todo el día "cosas raras" y al final del día no acabar teniendo un poco de duda acerca de lo "raro" y lo "normal. Pero también puede ocurrir que para dedicarse a las arduas artes de curar las mentes desequilibradas haga falta estar no muy cuerdo.
Y tal vez lo mismo ocurre con los que se dedican al arte: están todo el día leyendo, estudiando, reflexionando, averiguando... Y les falta un poco de vidilla y cerveza.
Si estás interesado en hacer alguna visita al museo sigue leyendo, y si no para ya, que lo que viene es un tostón.
Yo, como buen turista que se precie, antes de iniciar mi visita he acudido a la página del Museo del Prado, donde recomendaban tres posibles visitas en función del tiempo disponible. Yo (en parte condicionado por los parquímetros de la "zona verde") he elegido la visita de una hora. Se te muestran entonces quince obras, y en cada una de ellas puedes acceder a una "audioguía". Así que me he descargado en mi PDA las 15 audioguías, me he impreso el recorrido y me he puesto manos a la obra.
Salvo por la elección del que ha numerado los cuadros del 1 al 15, donde tras acabar el "circuito" he descubierto que lo que pretende es que hagas unos cuantos kilómetros por el museo (ya que no tiene mucho sentido que el cuadro "1" esté a lado del cuadro "10", la visita ha sido una gozada.
De todos los cuadros me ha llamado la atención el de El Cardenal, de Rafael. Hay que verlo en vivo y en directo para saber a qué me refiero. Es imposible situarse delante del cuadro, mirarlo, y no hacer un gesto sacando pecho y estirando la cabeza como de "y tú, ¡qué!"
Aquí os dejo una imagen (supongo que no tiene derechos de autor...) aunque no tiene nada que ver con la imagen real, cara a cara.

miércoles, enero 14, 2009

Cuestión de lógica

Una conversación cualquiera de un día cualquiera:
Ella: ¿Qué quieres de cena?
Él: lo que tú quieras.
Ella: yo quiero lo que quieras tú.
Él: si tu quieres lo que quiera yo y yo quiero lo que quieras tú: tú quieres lo que quieras tú. ¿Qué quieres de cena?
Después, reflexionando, me di cuenta de que él debía haber elegido la cena. Eso sí, intentando acertar en lo que probablemente quería ella.

miércoles, enero 07, 2009

Educar en positivo

Feliz Año Nuevo a todos.
Yo soy del tipo de personas que se hacen propósitos cuando empieza el año (de hecho el otro día comentábamos entre amigos que hay dos tipos de personas, las que se hacen propósitos al comenzar el año, y las que no, y yo pertenezco al primer grupo).
Bueno, el caso es que hay algo que aprendí el año pasado, y quiero poner en práctica éste. Lo aprendí en una "escuela de familias" donde nos enseñan a educar a nuestros hijos. Sé que a alguno ya le está asomando una sonrisilla, sé que varios habéis pensado: "pero si nadie te enseña a educar". Yo era de los que pensaba un poco así, pero el tiempo me ha enseñado que estaba equivocado. No sólo se puede enseñar a educar, sino que pienso que en pleno siglo... XXI (¿no?) todo padre que se queje de la educación de sus hijos y no haya ido a una escuela de familias no debería lamentarse, sino aplicarse e ir a alguna.
Pues una de las cosas que descubrí (ya lo sabía, pero lo descubrí, ocurre a veces) es que hay que educar en positivo. Y que eso se aplica a todo.
¿Y cómo se hace eso? Evidentemente no voy a desvelar yo aquí, en un rato, todos los secretos, porque si no, no sé de qué comerían los que organizan escuelas de familias, y es una lástima, pero esto no se puede bajar con el eMule...
Para que me entendáis os voy a poner un ejemplo: en mi hospital los pijamas, en general, están más planchados. Yo, alguna vez, en el vestuario he mostrado mi arrugado pijama a un compañero mientras decía: ¿pero tú te crees que nos pueden entregar esto? A lo que el compañero sin dudarlo afirma: pues a mí el otro día me dieron uno que no tenía ni un bolsillo cosido. Justo en ese momento entra otro, que al hilo de la conversación afirma: si es que estos de lencería cada vez traen peor los pijamas...
¿Qué ha ocurrido? Se ha creado sinergia negativa. ¿Qué he conseguido iniciando esa conversación? Encabronarme, con perdón; encabronar a los demás, también con perdón. Y por supuesto: no solucionar nada.
Tal vez este ejemplo no resulte familiar a algunos. ¿Pero os suenan afirmaciones como la de "que comida más mala dan en el hospital?
En fin, resumiento, que me estoy alargando. Lo verdaderamente útil es la educación en positivo, que crea sinergia positiva. Consiste en hablar de las cosas buenas. Y las cosas malas decirlas a quien pueda poner alguna solución real.
Si estáis un poco atentos, los que trabajáis en un hospital, en seguida detectaréis mil ejemplos de sinergia negativa (porque yo, desde que soy consciente las encuentro a miles, empezando por las que origino yo).
Bueno, sin más rollos. Aquí tenéis mi propósito para este año que comienza: educar en positivo.
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