miércoles, abril 15, 2009

Pintar, pintar, pintar sin parar

Perdona que no haya actualizado últimamente el blog. Es que he estado pintando una habitación.
Sí, no te rías. O acaso eres tú de esos (de esos de los que era yo) que piensan que pintar una habitación es dar dos brochazos "zas, zas" y ¿ya está?
Pues lo siento. Pero no. Por si te estás planteando pintar una habitación he aquí una retahíla de consejos:
- Todo suele empezar con una sugerencia de tu mujer. Tal vez éste sea el punto más importante. No cedas ni un milímetro. Di que te encanta cómo está la habitación. Que sería muy duro para ti despojarla de su color original. Y si para que sea más creíble tienes que llorar: llora.
- Compra cinco veces más pintura de la que habías pensado. Creeme, no sé qué interés tienen los de las tiendas de pinturas en no querer vender. Tú le sueltas los metros cuadrados de la habitación, y ellos te dan un botecito de pintura, que más bien parece que es para hacer la manicura de una tortuga. ¿Y si me sobra pintura? Pues tírala, pronto, antes de que se entere tu mujer...
- Calcula bien el tiempo: necesitarás más de un cincuenta por ciento del tiempo en cubrir las cosas que no quieres pintar, los marcos de las puertas y esas cosas.
- Compra pintura plástica. Así sin más.
- No seas tan osado de querer conseguir un color de pintura a partir de tintes. Eso está reservado para profesionales. Recuerdo que la primera vez que pintamos una habitación (de una casa recién estrenada, por cierto) quisimos crear un color salmón. En la tienda te dan un colorante rojo y otro amarillo, y tú te las apañas como puedes. Pues bien, que sepas que con temple el rojo y el amarillo queda rosa. No me preguntes porqué: queda rosa. Ten en cuenta que existen cuatro colores diferentes: el que consigues en tu bote de pintura, el que queda en la pared recién pintada, el que queda al secarse, y la otra variedad depende de la luz de la habitación. Ésta jugará a veces a tu favor, ya que a determinada hora del día, y forzando un poco, podrás ver que efectivamente la habitación tiene cierto tono "salmón".
Por cierto, cuando en aquella ocasión dimos la quinta capa conseguimos que el gotelé desapareciera, y como resultado ahora tenemos las paredes lisas, o casi lisas.
- No te dejes sorprender por la aparente maravilla que es el rodillo. A parte de salpicarte la calva si vas un poco rápido (y si tienes calva, claro) no cunde. Sí, no sabría cómo expresarlo: no cunde.

Pues nada, ahora que he pintado la habitación podré actualizar el blog más a menudo (he agotado toda la pintura). Hoy vuelvo a prometer, esta vez por escrito (porque es la tercera vez que lo prometo) que la próxima vez llamo a unos pintores.
Sólo me queda un consuelo: voy a ver en internet cuánto cuesta pintar una habitación. Miraré el sitio más caro. Y con lo que me he ahorrado pienso comprarme una bolsa muy grande de chuches (ni siquiera me gustan mucho, pero no se me ocurría ninguna otra cosa, de todas formas tengo tiempo para pensar...)
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