martes, julio 28, 2009

No será gripe A, ¿verdad?

El otro día vi a un niño de unos 20 meses, que era traído a urgencias porque tenía fiebre y vómitos.
Tras la anamnesis y exploración cuidadosas no detecté ningún signo ni síntoma sugerente de gravedad, por lo que le di el alta.
Pero al darle el alta me quedé perplejo cuando la madre me preguntó: no será gripe A, ¿verdad?
A lo que respondí: con fiebre y vómitos me preocupa que pueda tratarse de una meningitis bacteriana. Pero ahora mismo no parece.
Si es o no es una gripe A: no lo sé; pero francamente me importa bastante menos.

jueves, julio 16, 2009

Errar es humano

No quería hablar más sobre este asunto, pero después de leer los comentarios de algunos de los lectores de los periódicos digitales voy a escribir mi comentario, aquí.
Que se cometen errores en las unidades neonatales debería ser algo conocido. Me atrevería a decir que se cometen muy frecuentemente. Y no es que lo diga yo, sino que así lo publicó una revista especializada en Neonatología.
Los españoles tenemos muchas cosas buenas. Pero debemos reconocer que somos muy viscerales. Y también somos muy dados a la improvisación.
Ante situaciones como éstas, antes de soltar lo que a uno le viene a la cabeza creo que lo que hay que hacer es reflexionar.
Mi reflexión:
Como médico sólo me interesa conocer las causas que llevan a los errores y poner los medios para disminuirlas (ya que evitarlas completamente es imposible).
Y en este caso concreto una de las causas para mí está clara. Güemes afirma que la enfermera estaba "capacitada" y contaba con las "destrezas" necesarias para su puesto. Y es evidente que no.
He sido testigo en mi hospital de cómo enfermeras no capacitadas han cargado con la responsibilidad de asumir ser la única enfermera de la unidad neonatal, habiendo en ella niños que precisaban cuidados intensivos. Es verdad que los trapos sucios se limpian en casa, pero también es verdad -y ahora he sido más consciente- de que nos jugamos la vida de los niños, y eso son palabras mayores.
Sientiéndolo mucho me permití regañar a la enfermera que asumía esa responsabilidad: una excelente profesional, joven y preparada. Ella, entre lágrimas, me contaba cómo se sentía entre la espada y la pared. Supongo que no son decisiones fáciles; pero creo que yo no me iría mañana a la unidad de cuidados intensivos de adultos, aunque me lo pidiera el mismo gerente del hospital. Y es duro, pero hay ocasiones en que hay que saber decir que no.
Creo que la enfermería no goza actualmente del respeto que se merece. Sin ir más lejos en mi hospital no tienen acceso a internet (supongo que no vaya a ser que le dé por estudiar...)
En fin. Lo siento mucho, fundamentalmente por el pequeñín (que es quien más va a pagar esta situación).
Pero lamento que un único acontecimiento no va a llevar a cambiar las cosas. Menos cuando leo las reflexiones de Güemes. No hay nada como no reconocer los fallos para no avanzar.
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