jueves, diciembre 29, 2011

Feliz Año Nuevo

Un poco más y me voy del año sin felicitaros a todos las Navidades.
Este año que termina, que está terminando, ha sido un gran año para mí. Echo la vista atrás y solo veo cosas buenas. A veces me da miedo ser tan afortunado en la vida, pero enseguida reacciono y doy muchas gracias a Dios por todo lo que tengo, lo cual no consigue más que aumentar la alegría.
Este año en casa tenemos una nueva princesa (preciosa), han venido nuevos sobrinos, ha habido mucha salud, la crisis no nos ha llegado, en el trabajo las cosas se han dado bien... Pero también, por el trabajo que tengo, soy consciente de que cada enfermo grave es un drama. También para ellos van mis pensamientos estos días. El misterio del dolor: difícil de desentrañar. Hay padres que no saben el bien que me han hecho con sus cuidados, valentía y entereza en momentos muy difíciles. Es evidente que su ejemplo no justifica su dolor, pero tal vez sean las piezas que hacen que este mundo siga teniendo tanto sentido, porque nos hablan del amor. Noy hay nada como la grandeza de un niño. Y no hay nada que me conmueva más que el desvelo de unos padres por su hijo enfermo.
Luego hay múltiples cosas insustanciales que rellenan nuestra vida, como por ejemplo el tiempo dedicado a escribir este blog; pero al ser un tiempo gastado con cariño también tiene su valor.
Y algo más insustancial como el tiempo dorrochado en leer el blog... Para ti, que lees estas letras, te deseo todo lo mejor en el año que comienza. Porque es algo que me encanta de la Navidad: se te mete una cosa por dentro que no hace más que querer que los demás sean felices, y te das cuenta de que eso es lo que te hace realmente feliz.
Feliz Navidad y feliz Año Nuevo.

miércoles, diciembre 07, 2011

Nostalgia

No sé si os ha pasado alguna vez. Ves a alguien conocido, que hace mucho tiempo que no ves y te apetecería saludarlo pero te cortas, y todo queda en una oportunidad perdida.
El otro día iba por Alcampo (centro comercial) para comprar unas almendras trituradas (que no laminadas ni molidas. Y yo que pensaba que almendras solo vendían con cáscara y sin cáscara...) y a lo lejos vi a Santi Moreno. Este nombre para muchos no querrá decir nada. Para otros será alguien muy conocido (porque Santis Moreno debe de haber bastantes). Para mí, Santi Moreno fue un maestro.
Le recuerdo cuando entró por primera vez en clase. Yo era un tierno alumno de tercero. Entró con una sonrisa, callado y paso rápido. Se giró y escribió con letra redonda en la pizarra: S. aureus. Se dio la vuelta, dio un par de palmadas y yo pensé: "a este tío tan feo la clase se lo va a comer vivo".
Enseguida empezó sus explicaciones y pronto llegaron las carcajadas, pero no de él, sino con él. Tenía una forma de explicar amena, sus clases se pasaban volando. Sé que suena superpelota, pero estabas deseando que viniera a dar clase.
Luego llegaron las prácticas y otro tanto de lo mismo: por primera vez te sentías alguien importante en las prácticas: contaba contigo, te explicaba todo, aprendías de su tratao con el paciente. No sé si las cosas habrán cambiado, pero ser alumno de medicina e ir de prácticas es una buena manera de saber qué poco pintas en este mundo.
Pues héte ahí que divisé a Santi Moreno a lo lejos y me acerqué a saludarlo. Le dije que había sido mi profesor. Me dio un cariñoso abrazo y me preguntó qué tal me iban las cosas. Fue una conversación corta, pero para mí fue un regalo. Al final tuve que aclarárselo y le dije orgulloso: "usted fue mi mejor profesor".
La vida pasa y son muchas las personas que consiguen hacer de nuestro corazón algo grande: primero nuestros padres y hermanos, y luego muchos otros, como mi querido profesor de "Micro".
Qué suerte encontrar gente tan buena en este mundo tan pequeño, y tan grande.

miércoles, noviembre 16, 2011

Haz lo que quieras

Los hijos son una fuente de conocimiento y de admiración.
El otro día, mi hija de seis años leía admiraba el anuncio de una marquesina que decía: "Haz lo que quieras". Con los ojos muy abiertos se admiraba: "Hala, qué bien. Haz lo que quieras. Así, si quieres, puedes ir a la Warner o al Parque de Atracciones". Su hermana, dos años mayor, algo más sensata, reflexionaba: "Eso es una locura".
Le explicamos a la pequeña que claro, ese día, el encargado de abrir las puertas de la Warner decidió hacer lo que quería, y como no quiso abrir las puertas ella se quedó sin poder entrar en la Warner. Y otros ejemplos que hacían referencia a saltarse los semáforos o ir a comprar el pan a un panadero que le dio una manojo de espárragos, porque hizo lo que quiso.
Se ve que la publicidad hace mella. Estoy seguro que tanto en los pequeños, como en los mayores, que podemos acabar creyéndonos mil mentiras, como que las cremas quitan las arrugas...
Concluimos que tal vez sea más razonable: "Haz lo que debas". Y yo añadiría: "Haz lo que debas, porque quieres hacerlo".

martes, noviembre 01, 2011

Nuevo Código Deontológico de la Organización Médica Colegial

Siendo estudiante de Medicina me marcó un libro de Gregorio Marañón que no he tenido ocasión de volver a leer, porque lo busco por doquier y no lo encuentro (¡ni en Google!). Se titula Vocación y Ética. Si alguien pudiera darme una pista de dónde conseguirlo...
Y recuerdo que el día que me colegié nos entregaron un Vademécum y el Código Deontológico. El Vademécum apenas lo abrí, pero reconozco que el Código Deontológico lo leí de cabo a rabo en un abrir y cerrar de ojos. Y me gustó.
Estamos tan preocupados por los avances científicos que muchas veces no empleamos el tiempo que merece la reflexión sobre el arte de la Medicina y su implicación ética. El nuevo código está disponible aquí.
Todavía no lo he leído del todo, pero prometo hacerlo (hoy me he enterado de su existencia). En breve dedicaré una entrada a las impresiones que saque.
En su primera página aparece el juramento hipocrático, que a mi gusto goza de lo que solo lo verdadero puede hacer perdurable:

 Juramento de Hipócrates
JURO POR APOLO médico y por Asclepio y por Higia y por Panacea y todos los dioses y diosas, poniéndoles por testigos, que cumpliré, según mi capacidad y mi criterio, este juramento y declaración escrita:
TRATARÉ al que me haya enseñado este arte como a mis progenitores, y compartiré mi vida con él, y le haré participe, si me lo pide, y de cuanto le fuere necesario, y consideraré a sus descendientes como a hermanos varones, y les enseñaré este arte, si desean aprenderlo, sin remuneración ni contrato.
Y HARÉ participes de los preceptos y de las lecciones orales y de todo otro medo de aprendizaje no sólo a mis hijos, sino también a los de quien me haya enseñado y a los discípulos inscritos y ligados a por juramento según la norma médica, pero a nadie más.
Y ME SERVIRÉ, según mi capacidad y mi criterio, del régimen que tienda al beneficio de los enfermos, pero me abstendré de cuanto lleve consigo perjuicio o afán de dañar.
Y NO DARÉ ninguna droga letal a nadie, aunque me la pidan, ni sugeriré un tal uso, y del mismo modo, tampoco a ninguna mujer daré pesario abortivo, sino que, a lo largo de mi vida, ejerceré mi arte pura y santamente.
Y NO CASTRARÉ ni siquiera (por tallar) a los calculosos, antes bien, dejaré esta actividad a los artesanos de ella.
Y CADA VEZ QUE entre en una casa, no lo haré sino para bien de los enfermos, absteniéndome de mala acción o corrupción voluntaria, pero especialmente de trato erótico con cuerpos femeninos o masculinos, libres o serviles.
Y SI EN MI PRÁCTICA médica, o aún fuera de ella, viviese u oyere, con respecto a la vida de otros hombres, algo que jamás debas ser revelado al exterior, me callaré considerando como secreto todo lo de este tipo.
Así pues, si observo este juramento sin quebrantarlo, séame dado gozar de mi vida y de mi arte y ser honrado para siempre entre los hombres; así lo quebranto y cometo perjurio, sucédame lo contrario.

miércoles, octubre 12, 2011

Revisión del coche sano

Como cada dos años acudí a la revisión del coche sano. Es una revisión por la que te cobran un dinerillo para decirte que el coche está bien, o no.
Aprendí varias cosas. Una es que la gente puede esperar tres horas y media para que le revisen el coche y luego no decir ni pío.
Y lo digo porque ¡ay de mí! o ¡hay de mí! (que no lo sé) si tengo a la gente tres horas y media esperando para que vea a su hijo.
Pero yo no vi ni siquiera una mala cara entre los conductores que esperábamos. Quiero pensar que es porque consideran que el coche es menos importante que el hijo.

miércoles, octubre 05, 2011

Superhipermegacatarro

Pues así, sin más: me viene la madre a la consulta y me dice que su hija acaba de salir de un superhipermegacatarro, y que le llora el ojo mogollón. Enseguida tomo papel y hoja para no invertir el orden de los superlativos y poderlo postear conservando la fidelidad del autor.
Supongo que la madre esperara que le recetara un superhipermegacolirio para ese ojo chungo. Pero le explico que a lo mejor los mocarros le están chapando el drenaje del conducto lagrimo nasal. Así que vamos a esperar un poquito, ¿no?

miércoles, septiembre 28, 2011

Medicina defensiva

Conrad Murray, el médico de Michael Jackson, debe de estar pasando momentos difíciles.
Hay una dato que me llama la atención: parece que el propofol resultó el causante de la muerte. El propofol, que yo sepa, es un fármaco de uso hospitalario, que se utiliza como anestésico. ¿Qué necesidad tiene una persona que el día anterior ha estado ensayando de usar propofol? Digo yo que hay que ir por orden. Si tienes dolores: reposa, si a pesar del reposo te sigue doliendo: toma un analgésico. Si aun así el dolor es insoportable vete a un hospital.
Todavía no he tenido que pasar por un juzgado, pero sí recibí una inspección en torno a una reclamación. Algo que me llamó poderosamente la atención es el desconocimiento del inspector sobre la correcta colocación de un catéter umbilical. No sé cómo se puede inspeccionar algo que se desconoce. Y el inspector en cuestión es médico. No quiero ni pensar qué ocurrirá en los juicios contra médicos.
De un tiempo a esta parte el médico se ha convertido en una fuente de dinero. Contra las denuncias hay dos vías sencillas: la de pedir miles de consentimientos informados, y la de realizar una medicina defensiva.
Me arrepiento profundamente de haber pedido una vez un consentimiento informado de limitación del esfuerzo terapéutico. Es una especie de aberración que se hace en algunos hospitales donde pides firmar a los padres que están de acuerdo con evitar el encarnizamiento terapéutico ante un hijo que está destinado a morir. Tal vez sea una curiosa forma de suscitar pensamientos de culpa en quien no lo merece.
Me producen entra risa y vergüenza los consentimientos informados que mi mujer ha tenido que ir firmando en cada embarazo (a cada gestación más consentimientos). Nos estamos volviendo locos. Supongo que la culpa capital es de los pacientes que ya han denunciado casos donde su hijo ha nacido con seis dedos y le dijeron que estaba todo normal.
Yo he estado tentado muchas veces de aplicar la medicina defensiva. Os aseguro que es muy fácil rellenar volantes pidiendo miles de pruebas. Finalmente mi pensamiento es éste: haré la mejor medicina que sé, procurando siempre el bien de mis pequeños pacientes y teniendo en consideración la opinión de sus padres. Si luego las cosas se tuercen es posible que algunos padres me denuncien. Tengo un seguro que se encargará de darles un dinero que jamás podrá pagarles su pérdida. Tal vez no sepan que su denuncia no hace más que sumar dolor a mi dolor.

lunes, septiembre 19, 2011

Mi proceso de modernización

Estas Navidades, al coincidir con un viejo compañero del colegio, éste vio cómo sacabayo  mi Palm Tungsten TX para enseñarle una foto, y se rió en mi cara, como si hubiera sacado un manuscrito del siglo XIII, o algo así. Pero ¿dónde vas con ese pedazo trasto? Me preguntó.
No me alteré mucho. Fardaba con su recién adquirido iPad, al que no le entra ni un maldito puerto USB, y desde el que no se pueden ver archivos de Flash.
Le pregunté, muy serio: dime algo que pueda hacer tu móvil, que no sea yo capaz de hacer con mi Palm. Y salvo llamar por teléfono (que no es moco de pavo, claro) no recuerdo grandes diferencias.
Formé parte de la liga antimóvil durante un tiempo, pero como tantos caí.
El caso es que la Palm empezaba a fallarme (no funcionaba el botón de apagado, y la pantalla estaba descalibrada hasta límites insospechados); y decidí probar con la vida moderna. Me quedé admirado cuando descubrí que cambiándome de compañía podría conseguir un móvil por 50 euros, que me daba "mejores" prestaciones que la Palm.
No me voy a andar con rodeos: me cambié a Yoigo y me hice con un Samsung Galaxy S SCL.
Soy de los pocos seres humanos que conozco que durante la residencia (MIR) no me hice un chuletario como el que llevan todos los médicos. ¿Motivo? La medicina avanza rápido, y probablemente lo que escribiría entonces no me valdría en unos años. Así que sustituí el chuletario por el "libro verde de La Paz" donde las cosas estarían al menos mejor escritas de lo que yo podría conseguir.
Después aparecieron las primeras agendas electrónicas (PDAs), y como el mundo tecnológico (a pesar de ser de la liga antimóvil) siempre me ha atraído, tuve la suerte de que los Reyes me obsequiaran con una Palm 105.
Vi una solución al chuletario, ya que es fácil de modificar sin borrones, y me puse a completarla.
Desde entonces siempre he llevado en mi bata la PDA, y no deja de sorprenderme que los médicos sigan con sus chuletarios en las batas (me parece un atraso...)
Igual que con los partidos políticos ocurre con los smartphones (anglicismo de nuevo, lo siento): los hay partidarios de iPhone o de Android (sé que no son términos equivalentes, pero así se entiende mejor).
Y yo, sólo por fastidiar, me he apuntado al carro de Android, y no hago más que reírme de los pobrecitos usuarios de iPhone, entre los que hay uno de mis compañeros (y con la renovación del equipo dos de los que llegan también lo hacen con iPhone).
Ahora que no me oyen diré que hay cosas que me atraen del iPhone (el diseño y el glamour); pero dudo que existan grandes diferencias prácticas. Ocurre como me pasaba con la Palm. Todo se resume en: ¿para qué lo necesitas?
Ahora bien, el gran problema de los móviles de ahora: ¡la batería! Hay que cargarlo a diario, y a veces hasta más de una vez.
Si alguien ha llegado a leer hasta aquí, significa que le interesa el tema. Así que por eso sigo escribiendo, porque voy a comentar las aplicaciones que uso, y la utilidad que consigo en mi vida de pediatra. Me voy a atrever a recomendar algunos programas, publicidad por la que no recibiré ni un duro.
  • Como agenda utilizo Jorte. Uno de los motivos es que puedo modificar el color del día (mantener pulsado un tiempo largo sobre el día), y así marcarme en rojo las guardias. De esta forma de un vistazo puedo saber qué día del mes tengo guardia.
  • Alarma: el que más me ha gustado es Alarmdroid. Puedes añadir muchas alarmas y configurarlas ampliamente. De un vistazo puedo ver hasta 6 alarmas. Se tarda muy poco en programar la hora, y lo mejor de todo es que te despierta.
  • Calculadora: la que viene de serie. Total, es para calcular.
  • Correo: Gmail. Cuando te haces de Android una de las primeras cosas que te piden es tu correo de Google. He usado la aplicación del correo de Yahoo y he visto la de Hotmail, y me quedo con Gmail. Todos mis contactos los tengo sincronizados (por lo que no pasa nada si se me estropea el móvil, en cuanto a la información de contactos, claro). Desde gmail se pueden importar correos de otras cuentas, así no tengo que mirar varias cuentas (que levante la mano quien solo tenga una cuenta de correo electrónico...)
  • Lector de PDF. Es uno de los grandes cambios que he notado con la Palm. He probado varios: think office, documents to go,  repligo... Y finalmente me quedo con ezPDF. Es de las pocas aplicaciones que uso que no es gratuita, pero está tirada de precio, y me parece sencillamente espectacular. Tal es así que he cambiado todos los protocolos que hacía del hospital para Isilo en formato PDF, con títulos y subtítulos. Por cierto, aprovecho para compartir nuestros protocolos, por si alguien quiere echar un vistazo aquí.
  • Para notas uso Note Everything. Acabé comprando la versión de pago porque permite encriptar las notas. Fue un tremendo descubrimiento, entre otras cosas porque pude importar todas las notas de la Palm (más de quinientas...)
  • Navegador: tengo el Opera. También he probado varios, y este funciona a las mil maravillas.
  • Lector de libros electrónicos: tengo el FBReader, rápido y elegante.

En cuanto a aplicaciones puramente médicas las que tengo a fecha de hoy son:
  • Bilicalc: muy útil para saber si una cifra de bilirrubina a determinadas horas de vida es indicación de iniciar fototerapia. Es de pago, pero baratita.
  • DxSaurus: la tenía en la Palm y no he podido renunciar a ella, aunque a la mayoría de mis compañeros les parece una chorrada y poco útil para un pediatra. Es para diagnósticos diferenciales, también de pago y baratita (me estoy dando cuenta de que poquito a poquito...)
  • Epocrates: es gratuita aunque previo registro. Es un completo medimécum, aunque con la pega de que incluye fármacos de Estados Unidos. El medimécum para Android no tienen pensado hacerlo (les mandé un mail y eso me contestaron), aunque existe para iPhone (tal vez la única diferencia práctica y real que he encontrado hasta la fecha)
  • Medscape: no es Uptodate, pero se hace lo que se puede. Es gratuita también aunque es necesario el registro previo. Incluye muchos temas pediátricos. Bueno para hacerte una idea rápida de la enfermedad.
  • Skyscape. También precisa registro, y ofrece algunas aplicaciones gratuitas, entre las que se encuentra Archimedes, una calculadora médica que no le llega ni a los tobillos a la Medcalc que usaba en mi Palm, pero es lo único que he encontrado como calculadora médica.
Otras aplicaciones que utilizo y que recomiendo:
  • BeyondPod: desde donde hago el seguimiento de todos los blogs a los que estoy suscrito, y también a los Podcasts que tanto me ayudan a mantener vivo el inglés.
  • Traductor de Google: sencillamente genial.
  • Shazam: para saber cuál es la canción que está sonando allá donde quiera que vayas.
Y tú: ¿eres de iPhone o de Android? ¿Qué aplicaciones recomiendas?

domingo, septiembre 11, 2011

La educación es muy importante (y IV)

Parece razonable que teniendo una familia en estrecha relación con el mundo de la enseñanza (mi padre y cuatro hemanos míos son maestros -el término profesores se les queda corto-) dedique unas palabras a la educación.
Leía estos días el blog de mi hermano y quería añadir algo.
Yo también he hecho esa reflexión de la inutilidad de tantas horas en la escuela para luego olvidar todo. Siempre he justificado ese tiempo, pensando que en el fondo de lo que se trata es de que se desarrolle nuestro cerebro. Pero mi hermano me ha aclarado que hay muchos otros efectos colaterales benignos (disciplina, compañerismo...)
Muchas veces hay que leer mucho sobre una enfermedad para luego captar dos o tres ideas, que son las que usaremosen el día a día, para el manejo práctico ; pero es probable que si solo leyeramos esas dos o tres ideas no captaríamos nada. Algo parecido ocurre en la escuela. Para encontrar unos pocos profesores que hagan mella en nuestra educación, hay que tener muchos.
¿Es más importante la salud o la educación? Para mí, sin lugar a dudas, la educación.
También me llama la atención lo mucho que nos quejamos del mal comportamiento de "los niños de ahora" (generalmente de los niños de los demás). Pero habrá que ver qué hacemos nosotros por la educación de nuestros hijos. No soy partidario de que haya que ser un teórico, pero si no dedicamos tiempo real a leer o asistir a cursos sobre educación creo que es muy difícil que llevemos bien el timón en los tiempos que corren. Recientemente he encontrado esta web y lo poco que he leído me ha parecido de gran ayuda.,
Comparto la idea de que los principales educadores de los hijos somos los padres, pero a la vez soy consciente de dónde pasan nuestros hijos gran parte del día, y de lo importante que es para ellos que estén en manos de buenos profesionales.
Y como casi todo en esta vida: lo bueno cuesta. Si Esperanza pretende hacerme creer que con tres mil profesores menos no se va a afectar la calidad de la enseñanza: va lista. Preferiría un discurso más sincero, por ejemplo: "estamos en crisis, no hay dinero, vamos a recortar, y hemos decidido -equivocadamente- recortar en el profesorado".
También me ha gustado mucho un vídeo al que he llegado por carambola, y en el que creo reconocer a su autor. Habla de las faltas de ortografía de Esperanza Aguirre. ¡Qué fuerte!

martes, septiembre 06, 2011

Cambios

Sé que quedé en hablar de mi modernización. Pero hoy no me apetece. Hoy quiero hablar de cambios.
Trabajo en un hospital joven, que a final de año cumplirá cuatro años.
En estos dos últimos meses todos mis compañeros neonatólogos (tres, que esto no da para tanto) se marchan. Han decidido ir "en busca de su queso".
Yo, en estos casi cuatro años, estoy viviendo los momentos más felices de mi vida profesional. Y con estos compañeros he compartido muchos de esos momentos. Ahora que se van me quedo algo triste, y les deseo, de corazón, lo mejor en su nueva aventura.
Se van, pero me quedo un poco de cada uno de ellos, de los que he aprendido tanto.
Es momento de cambios. A veces los buscamos nosotros. Hoy me los han buscado a mí.

miércoles, agosto 31, 2011

Geocaching: todo un descubrimiento

Os comentaba hace dos semanas que os quería hablar de mis vacaciones (sí, sé que parezco uno de esos pobres que necesita ser escuchado, lo bueno es que aquí si no quieres leer apaga y vámonos). El caso es que, aunque ya lo había practicado alguna vez con mi hermano, este verano me he animado a hacer geocaching por primera vez llevando la iniciativa.
Al que le molesten los anglicismos que aguante un poquillo, seguro que le terminará gustando, es que no sé cuál es el equivalente en castellano.
¿Y qué es el geocaching?
Cuando hablaba a mis compañeros de la búsqueda de tesoros por el mundo se reían de mí, así que decidí escribir en google: "búsqueda de tesoros por el mundo". ¿Os imagináis que hubiera una página donde, entre otros, pudiéramos encontrar el tesoro de Alí Babá? Pero el primer resultado ya habla de "Geocaching". Así que a partir de ahora, en vez de hablar a mis colegas de tesoros les hablo de geocaching.
De nuevo: ¿Y qué es el geocaching? Como no soy ningún experto lo explicaré tal y como yo lo entiendo. Consiste en que hay gente muy friqui que se dedica a esconder cosas por todo el planeta, y tú puedes encontrarlas.
En la página web de Geocaching se explica todo con más detalle. Básicamente hay que registrarse para utilizar el buscador y obtener las coordenadas exactas de latitud y longitud donde se encuentra el tesoro.
¿Y hay muchos tesoros? Está repleto.
¿Y en qué consiste el tesoro? El tesoro (o caché, como me estoy acostumbrando a llamarlo en este argot friqui) suele ser un recipiente de pequeño tamaño (tipo tupperware) donde hay pequeños objetos (del tipo de los regalos de los huevos Kinder) y una hoja de registro para apuntar que has encontrado el tesoro. Cuando lo encuentras lo que debes hacer es cambiar un objeto por otro del mismo valor o mayor, y apuntarte en el librito; pero os aseguro que la mayor satisfacción es el hecho de encontrar ese tesoro.
Así que este verano, me armé de valor, y con unos amigos y nuestros peques, nos fuimos a la Dehesa de Navalvillar, en Colmenar Viejo, a encontrar el tesoro, que según una pista que desciframos, estaba colocado bajo un tablao flamenco.
Para poder encontrarlo es muy útil tener un GPS. Ahora, con los smartphones (a este paso el siguiente post será entero en inglés) eso está chupado.
En la próxima entrada os hablaré de mi reciente proceso de modernización. Pero de momento solo os diré que existen dos programas para Android geniales para hacer geocaching, donde puedes hasta marcar la ruta que has hecho y luego verla en Google Earth:
Os recomiendo vivamente hacer geocaching, sobre todo a los que tenéis hijos pequeños, porque es una forma divertida de ir a la montaña.
Con la edad aprecias más las bellezas naturales. Yo llegué a odiar el monte por culpa de pintar el GR-10 en mi infancia (no todo, claro).
Aquí os dejo la imagen de nuestra ruta:
Recorrido: 4,04 km. Duración: 1h39'48''. Altitud máxima: 1065 m. Velocidad media: 2,43 km/h. Velocidad máxima: 8,8 km/h (como podéis ver velocidad de vértigo...)


jueves, agosto 25, 2011

Viva el Papa

Ya se ha ido el Papa. Su visita no ha dejado indiferente a casi nadie. Es capaz de producir una admiración tremenda, al mismo tiempo que consigue repugnar a otros.
El primer día que empecé a ver peregrinos se me ponía el pelo de punta (no es metafórico). Me trasladé inmediatamente al año 1991, cuando estuve en Czestochowa, siendo entonces un joven peregrino.
Los recuerdos de aquellos días son inexplicables. La generosidad de los polacos me marcó el alma. Como "banda sonora" suena en mi cabeza el "Abba ojciec", cuya melodía no he olvidado. Si tuviera que resumir qué aprendí en aquella jornada mundial de la juventud diría que salí de allí con ganas de entregarme: a Dios y a los demás, ser generoso, no quejarme, hacer bien mi trabajo... En fin, un largo etcétera de buenos deseos que trato todavía de poner en práctica. Podría hasta decir que si a veces atiendo bien a mis pacientes (espero que no sea solo a veces, pero habría que preguntarles a ellos) en parte se lo debo a Juan Pablo II, igual que se lo debo a mis padres, y a tanta gente buena que me he cruzado en mi camino.
Estos días he aprendido también muchas cosas (a pesar de que debido a mi "no juventud" no he participado igualmente). A raíz de la visita del Papa el tema ha salido con frecuencia con amigos y compañeros de trabajo. Y entonces salen a colación muchos interrogantes: el problema del dolor, la existencia de Dios, la verdad, el relativismo, la moral, el origen del hombre, la familia... Y son temas apasionantes, que hacen que el que pasara por allí se quedara escuchando, porque se entrecruzan conversaciones que hablan sobre lo que de verdad importa.
También he aprendido que las creencias de uno modifican, en muchos casos, la interpretación de los hechos. Aunque pocos, los he visto a los que todo les parecía mal. Y cuando, en un último intento de conseguir su aprobación decías: "al menos el dinero del partido del Vicente Calderón se va para el cuerno de África...", te respondían "sí, pero es una cantidad muy pequeña..."
Trimestralmente hago una aportación económica a África, y fue precisamente por sugerencia de unos católicos.
A casi todos les parece bien lo que hacía la Madre Teresa de Calcuta. Ella en una ocasión dijo: "El aborto empobrece a la gente desde el punto de vista espiritual; es la peor pobreza y la más difícil de superar". Ella conocía muy de cerca la pobreza económica, y se atreve a decir que es peor la pobreza espiritual. Da que pensar...
Sinceramente me resulta mucho más fácil dar dinero a África que otras muchas cosas que son consecuencia de seguir a Cristo (que en el fondo es el mensaje que trae el Papa), y que en el día a día se resumen en hacer bien mi trabajo, no dar una mala contestación, tratar bien a los pacientes, querer a mi mujer, serla fiel, pedir perdón, sonreír cuando no me apetece... Vamos, algo por lo que en el fondo todos luchamos, porque todavía no he conocido a nadie cuyo objetivo sea ser mala persona.




miércoles, agosto 17, 2011

Cómo hacer un uso apropiado del Sistema Sanitario Público

Se acabó lo que se daba. Ayer terminaron mis vacaciones, y hay que ponerse a trabajar. Quería empezar esta entrada contando alguna cosa curiosa de este veraneo, pero lo dejaré para el próximo post; porque hoy he encontrado en el blog de una bloggera amiga (Las mil y una noches de Pediatría) este texto que la vez proviene de Famiped (creo) y me ha gustado.
En él se resume muy bien lo que es la comidilla entre nosostros, los pediatras, con el sesgo que eso conlleva. Por eso me gustaría que algún padre se animara a dar su opinión.
Desde hace mucho trato de ser comprensivo y justificar cualquier llegada a urgencias (antes al Centro de Salud); pero a lo mejor me estoy pasando.
Como estamos en época de crisis hay que ahorrar. Y una buena forma me parece ésta de usar razonablemente el servicio público de salud. Que conste que me juego el puesto, porque uno de los argumentos que siempre doy cuando mis colegas se quejan de las "tonterías" por las que que traen algunos padres a su hijo al pediatra, es que como vinieran sólo los que tienen que venir sobramos unos cuantos.
Y sin más tostón os hago un copia y pega:

"Cómo hacer un uso apropiado del Sistema Sanitario Público. La visión de un pediatra de Atención Primaria

Vamos a incidir brevemente en este texto en el uso adecuado del sistema sanitario y en la recuperación del papel activo de la familia en los cuidados de la salud de sus hijos, un aspecto que nos preocupa como pediatras de cabecera y que creemos que merece una reflexión por parte de todos los ámbitos implicados: familias, profesionales sanitarios y administración sanitaria.
Para encuadrar el tema, sólo unas pinceladas sobre el entorno en el que vivimos. Un mundo con prisas y consumista, basado en la consecución del perfecto bienestar y en alcanzar con prontitud bienes materiales relacionados con el consumo, el ocio, etc., y donde la salud pasa a ser un bien de consumo más. En este modelo no encajan la paciencia, el sacrificio, el esfuerzo, la constancia, resultando difícil resolver situaciones cotidianas, aunque se trate de problemas menores y transitorios.
Sabemos que ser padres no es una tarea fácil. La crianza nos sitúa ante nuevas responsabilidades, supone retos y dificultades, y nos proporciona también importantes logros y satisfacciones. Cuando la rutina se ve alterada por la irrupción de la enfermedad, el ritmo de vida cotidiano se resiente de forma importante y poco deseable, y se buscan soluciones rápidas.
Desde los servicios sanitarios observamos con preocupación cómo se acude a nosotros por problemas de poca trascendencia, incluso de forma repetida, a pesar de que una y otra vez reiteramos las mismas pautas de actuación y transmitimos información sobre la evolución esperada de los síntomas en enfermedades frecuentes.
En muchas ocasiones los padres tienen unas expectativas irreales sobre el curso de la enfermedad. Creen que acudir con prontitud a los servicios sanitarios, o que el inicio de un tratamiento específico podrá cambiar el curso de la enfermedad, acortándola, o incluso frenándola en seco, ignorando que la mayoría de los síntomas que tanto les asustan son mecanismos naturales del organismo, esperados, que hay que respetar y dejar actuar. La fiebre, por ejemplo, es una respuesta para combatir la infección. La administración de antitérmicos ayuda a mejorar los síntomas de malestar y a rebajar la temperatura en mayor o menor medida, no combaten la enfermedad, que seguirá su curso de varios días en la mayoría de las veces. Por eso los antitérmicos sólo deben usarse cuando sea necesario (fiebre elevada, malestar importante, etc.)
Lo mismo podemos decir de otros problemas frecuentes como la tos, los vómitos o la diarrea, que generan gran ansiedad entre los familiares y cuidadores, o considerar como enfermedad estados propios de la infancia o la adolescencia. Parece como si los padres y madres, en algunos casos, no se encontraran capacitados y seguros para cuidar de su prole y necesitaran que un profesional médico certifique cada una de las actuaciones y de los cuidados que ellos llevarían a cabo ante situaciones que ya han vivido o para las que se les ha instruido con anterioridad.
Otro tanto ocurre con el manejo de problemas de índole psicosocial, del comportamiento o de respuesta a situaciones estresantes o conflictivas en el seno de la familia o de su entorno, etc. A veces, el consejo que se nos pide se convierte en exigencia para que se realice una valoración por equipos de salud mental que les asesore en pautas de actuación ante situaciones cotidianas, como si todo tuviera solución en el ámbito médico, en detrimento de escuchar lo que dice el sentido común.
El mal uso y la dependencia de los servicios sanitarios originan múltiples visitas a los servicios de salud que, consecuentemente, se encuentran cada vez más saturados, creando frustración en las familias por el tiempo de espera, a veces largo, en la consulta de pediatría o en los servicios de urgencias. Puntualmente y de forma injustificada este es el detonante de comportamientos violentos intolerables contra los profesionales sanitarios.
Por otro lado, los profesionales sienten frustración por disponer de escaso tiempo para abordar problemas de mayor relevancia, que, bajo estas circunstancias de masificación, no se pueden atender convenientemente.
Hacemos un llamamiento a la sociedad para que se conciencie de que es en el seno de la familia donde se debe prestar la mayoría de los cuidados de salud y, a iniciativa de los padres, recuperar un papel activo en el manejo de los problemas de salud de sus hijos.
Animamos a las familias a cambiar de actitud, a confiar en los cuidados que prestan, que la mayoría de las veces se resume en conocimientos básicos, sentido común y mucho, mucho cariño para acompañar la enfermedad.
Los hijos aprenderán así que sus padres son competentes en sus cuidados, y serán más independientes, aprendiendo a afrontar los problemas de salud de forma más natural, sosegada y segura. Sabrán qué pueden hacer ante una caída leve, cómo curar una herida, la dieta adecuada ante los vómitos, la diarrea, cómo actuar ante la fiebre. Y también aprenderán que se presentan otros problemas menores para los que disponemos de pocas armas y que hay que superar estoicamente, como los catarros, en los que no faltan síntomas tan molestos como las secreciones en las vías respiratorias y la tos.
Animamos también a las autoridades a difundir campañas que fomenten la educación de la población en el buen uso de los servicios sanitarios, en la adquisición de hábitos y estilos de vida saludables y, cómo no, en reforzar la confianza en los cuidados que se prestan a sí mismos.
El respeto por los profesionales sanitarios es la base para tener una convivencia satisfactoria que permita una atención sanitaria adecuada, en una profesión que tiene tanto de vocacional, y cuya piedra angular es el acto médico en una relación armoniosa médico-paciente/familia.
Es responsabilidad de todos conseguirlo, colaborando así con la sostenibilidad de nuestro sistema sanitario. Cuidémoslo, cuidémonos".

miércoles, junio 29, 2011

Tipos de relación médico-paciente

Hace no mucho (o sí, que no quiero ni pensar cómo pasa el tiempo) asistí a un curso que se llamaba "Dialoga". Trataba de la relación médico-paciente. En él se nos hablaba que hay tres tipos de actitud en la relación:
- Paternalista: el médico manda y el paciente obedece. Recomendaban este trato para pacientes con bajo nivel cultural.
De las otras dos no me acuerdo del título, pero eran:
- Otra 1: el paciente manda y el médico obedece. Se podía utilizar cuando el paciente es médico y pide cosas sensatas.
- Otra 2: se toma una decisión conjunta. Es el tipo de relación más de moda, por el que abogaban, y al que tan poco estamos acostumbrados.
Yo, por mi forma de ser y la formación recibida, soy un médico paternalista. Yo quiero que mis pacientes hagan lo que yo diga. Bien es cierto que tengo ramalazos del tipo Otra 2, y muchas veces llego a consensos cuando se pide algo razonable.
Pues bien: el otro día un compañero mío tuvo una relación del tipo Otra 1 (qué raro suena esto, ¿no?). Y la madre dijo: "mándeme un antibiótico bajo mi responsabilidad".
Eso está bien. Ya es hora de que algunos asuman responsabilidades. Sería bueno que siempre fuera así. Dejaríamos de ser médicos para ser secretarios.
- "Buenos días, mire doctor, me duele la tripa. Quería una colonoscopia y un TAC craneal. El TAC es bajo mi responsabilidad".
- "Mire. No. Le pido lo que quiera, pero la colonoscopia, si no le importa, también se la pongo a su cargo".
Uf, vaya entrada tan chorra. ¿Será el calor?

lunes, mayo 16, 2011

Fiebrefobia

Uno de los motivos más frecuentes de consulta pediátrica es la fiebre. Y no voy a hacer un gran repaso de ésta. Solo voy a lanzar una lanza contra el tópico: "si tiene fiebre desarrópalo".
El otro día vi a un pequeño con fiebre al que la enfermera no dudó en regañar porque venía bien arropado. Regañó a los padres, se entiende.
En general creo que no es buena política (estos días aborrezco esta palabra, por saturación de memeces) esa de empezar la relación con el paciente regañando. A veces dan ganas. Pero es mejor callarse. Y muchas veces nos traiciona el lenguaje no verbal, pues es muy difícil poner buena cara cuando te traen a las cuatro de la mañana a un niño porque le han notado que está más inquieto (¿?)
Por supuesto no desautoricé a la enfermera, pero no estoy de acuerdo con su afirmación. Y sobre esto podemos discutir (conversar) lo que haga falta.
La fiebre, cada vez estoy más convencido, es buena. Es nuestra amiga, que pretende ayudarnos en nuestro proceso de recuperación. Y ya puedes utilizar los antitérmicos más potentes del mercado, que como la causa de la fiebre sea una meningitis bacteriana con tus antitérmicos vas listo.
¿Significa esto que no hay que tratar la fiebre? No. Significa que el único sentido que tiene tratar la fiebre es el de mejorar el estado clínico del niño. Por lo mismo que el único sentido que tiene desarropar a un niño que tiene fiebre es que éste se encuentre mejor. ¿Y si a un niño con 40 º de fiebre le dejas en pañalitos está mejor? Lo dudo, y mucho. Al menos, en lo que a mí refiere, cuando he tenido fiebre en estos últimos años (se cuentan con los dedos de una mano) lo que me apetecía era refugiarme bajo la mantita. Ponerle en pañal, o darle un baño con agua templada, en general solo desencadena una reacción de tiritona, con cianosis labial y llanto.
Muchas veces los primeros que padecemos fiebrefobia somos los sanitarios. En la urgencia de mi hospital hay verdadero temor a la fiebre. En cuanto tienen 38,5 º C te lo subrayan con fosforito y te llaman para que enseguida pautes algo para la fiebre. Alguna enfermera me ha mirado con desconfianza cuando le he preguntado si realmente alternar antitérmicos es una buena política (¡mierda! Otra vez la palabra).
Cuando estaba en atención primaria era de los que recomendaban no alternar antitérmicos. Sencillamente por dar menos fármacos sin que se haya demostrado una clara mejoría clínica del niño.
Ahora desde la urgencia me limito a pautar las dosis correctas de antitérmicos (paracetamol o ibuprofeno en mayores de 6 meses) y que los administren en función del estado general del niño y siguiendo la pauta de su pediatra.

lunes, abril 25, 2011

Cosas necesarias para ser buen pediatra


Desde hace poco “tenemos chico nueva en la oficina”. Goza de la frescura de la juventud. Y hablando con él me comentó que alguien le dijo (o sea, que a saber cuál es la verdad) que para ser el pediatra perfecto hacen falta tres cosas:
1.       Haber hecho el MIR
2.       Haber trabajado en atención primaria
3.       Tener hijos
Y reconozco que me pareció muy acertado. Tal vez me lo pareció porque cumplo todos los requisitos, y claro, así es fácil ponerse de su lado.
Y es que en pediatría ocurre que hay muchas dudas de padres que resuelve el sentido común. Pero como cada vez andamos más escasos de éste (porque estamos más preocupados de nimiedades  de última generación) el ser padre o haber trabajado en atención primaria te ayuda.
Hace un tiempo pensaba escribir una entrada sobre preguntas que no tienen respuesta (o para las que yo no la tengo); y precisamente hoy unos padres me han hecho las tres preguntas en una misma visita.
¿Cuándo le puedo cortar las uñas?
¿A partir de cuándo hay que bajarles “el pellejito”?
¿A partir de qué edad se les puede poner en sillita en vez de en cuco?
Desconozco que haya estudios científicos que resuelvan estas cuestiones. Pero voy a arriesgar con mis respuestas:
Las uñas se pueden cortar cuando están largas. Depende del pulso que se tenga. Yo a este tema nunca le he concedido ninguna importancia. Alguien me dijo alguna vez (supongo que durante la residencia) que no era bueno cortarlas muy pronto porque se le podía hacer una herida al niño y como inmunológicamente están un poco “verdes” es más posible que se pueda infectar. A veces he esgrimido este argumento, pero reconozco que con poco convencimiento. Aunque reconozco que no hace mucho, pasando visita a los recién nacidos, había uno con una erosión lineal sospechosa en el pulpejo del dedo índice. Cuando pregunté a la madre me confesó avergonzada que es que le había cortado las uñas…
En cuanto a lo del “pellejito” me temo que si hubiera estado más tiempo en atención primaria habría realizado la primera investigación seria sobre el tema. Personalmente creo que la fimosis es independiente de las tracciones que se realicen sobre el prepucio. Son como las convulsiones febriles: el que esté de hacerla la va a tener. Y no sé si es mucho más importante que salga el glande a los 12 meses que a los 5 años. Sí que he visto fimosis brutales secundarias a retracciones generosas de profesionales con iniciativa en edades tempranas.
Por último lo de la sillita no sé dónde aparece escrito. Ahí sí que les digo que hagan lo que les dé la gana. Aunque una vez tomé partida: a una madre que llevaba a su niña de 9 meses en el cuco (no recuerdo si tenía algún velcro en la espalda para impedir que se sentara y asomara su cabecita) le recomendé la permitiera ver un poco de mundo (aunque con la que está cayendo parezca que no hay mucho que ver…)

jueves, abril 07, 2011

Análisis a la carta

Hace ya un tiempo acudí a unas ponencias para pediatras de atención primaria. Una de ellas era sobre la fiebre sin foco. Recuerdo que la ponente comenzaba expresando fríamente que ella hacía más análisis que nosotros sencillamente porque en el hospital los tenía más accesibles.
En aquel entonces me pareció una pequeña barbaridad. ¿No habría que atenerse a los protocolos independientemente de dónde uno se encuentre?
Pues bien. Tras tres años en hospital puedo asegurar que yo hago más análisis que antes, sencillamente porque los tengo más accesibles.
Y reconozco que no debiera ser así. Pero para eso estoy, para reconocer lo que no va.
¿Y por qué pido análisis si no están indicados? Fundamentalmente por dos razones: la primera porque hay casos que están en la frontera entre el "no indicado" y el "sí indicado" y finalmente es más fácil que me decida por el análisis. La segunda razón es porque me lo piden los padres.
Desde hace ya un tiempo (no tanto) he llegado a la conclusión de que yo estoy para ayudar a los demás. El único sentido de mi profesión es servir. Y tengo un lema: "discusión cero".
Os contaré dos anécdotas:

Anécdota 1.
Me pasan la guardia: hay un niño con fiebre y mocos (vamos, lo que viene siendo un catarro) al que mi compañero (que también creo que es "de no discutir") le ha pedido unos análisis y una radiografía de tórax ante la insistencia de los progenitores.
Es mi turno. Veo los resultados. Explico a los padres que son normales y que el tratamiento consiste en lavados nasales con suero fisiológico y antitérmicos para el malestar. Los padres se ponen como un basilisco diciendo que entonces de algún lugar le tiene que venir la fiebre y que si no sabemos lo que tiene su hijo que se van a otro hospital. No lo dudo un segundo: "no hay problema, pueden irse a otro hospital". La enfermera les quita la vía, y se van de alta con "discusión cero" (dos no pelean si uno no quiere).

Anécdota 2.
Madre de brazos cruzados que entra desde el principio en actitud agresiva al box maldiciendo los múltiples procesos infecciosos de su hijo y el poco caso que le hacemos los médicos, y que el otro día "ni siquiera una analítica". Comenta que al día siguiente tiene cita con su pediatra.
Reviso su historial: bastantes visitas a urgencias, en alguna de ellas con analíticas.
Y a mí el crío se me antojó demasiado sano para tanta patología "urgente".
Prometo que en otra ocasión no lo habría dudado: analítica al canto, aquí paz, y después gloria; pero reconozco que me enterneció el ver que ya el crío había pasado por varios pinchazos sin que viera yo alteraciones importantes. Y al ser la primera vez que yo veía a ese paciente desconozco si estoy ante una madre hipocondríaca. Así que pienso: si quiere una analítica que mañana se la pida su pediatra.
Tras explorar minuciosamente al niño le digo lo de siempre: "un virus..." La madre se va bufando, pero sin discutir (dos no discuten...) Reclamación al canto.

Corolario.
Sé que al leer esto hay quien piensa: "pues si no llega a ser porque en tal ocasión le dije al pediatra que le hiciera una analítica..."
Y eso es cierto. Pero lo que no saben es la otra parte de la historia: "si yo les contara la cantidad de veces que he hecho una analítica a petición de los padres con resultados negativos..."

jueves, marzo 31, 2011

Una buena compañía no es cuadrada, ni rectangular

Una de las tareas del neonatólogo es explorar a todos los recién nacidos. En general se les explora en las primeras veinticuatro horas y el día del alta. Ya en alguna ocasión he comentado que algo muy común es que la televisión esté encendida cuando paso visita. También he comentado que yo ya ni me inmuto. He aprendido a explorar a los recién nacidos con ruido de fondo, y no supone ningún problema; pero normalmente paso visita con una enfermera; y suele ser ella quien con una amabilidad que no deja de sorprenderme (todos los días todas las habitaciones tienen la televisión encendida cuando paso) le pide que quite el volumen o sencillamente que apague la tele.
Pues el otro día fue curioso oír dos respuestas similares de madres diferentes: "no, si la tengo por hacerme compañía". Pues que no se me ofendan esas madres, pero para hacerles compañía tienen a su hijo recién nacido. Y estoy seguro de que si se proponen apagar la tele, y contemplar a su hijo, van a tener una satisfacción inmensa, que tal vez nunca puedan volver a tener. Sé que suena un poco radical. Yo soy así. Siempre he sido partidario de que la televisión hay que ponerla para ver algo concreto, no para "que me haga compañía".
Hace tiempo leí de un bloguero (o bloguista, no lo tengo claro) al que le preguntaban cómo se apañaba para sacar tiempo para todo lo que hacía, su sencilla respuesta: no veo nada la tele.
Reconozco que a mí me pasa algo parecido (aunque no saque tantas actividades como el bloguero): no veo casi nada la tele. Esto me hace estar algo desconectado del mundo en el que vivo (la semana pasada supe quién era "Fresita") pero me da mucho tiempo para actividades útiles y otras "no tan útiles", como el poder contemplar a mis hijos, mientras duermen.

miércoles, marzo 23, 2011

Abortar fetos con malformaciones

Abortar siempre está mal. Pero no me parece que siempre esté igual de mal. Por ejemplo: no es lo mismo abortar porque espero una niña y yo quería un niño, que abortar porque mi niño viene con un síndrome de Edwards, y está abocado a la muerte en poco tiempo (a veces horas, a veces días, a veces meses).
Aunque no lo comparto siempre he entendido la postura en el caso "b".
El otro día participé como ponente y como oyente en las primeras jornadas científicas de Derecho a Vivir. Como ponente no dije nada interesante, pero como oyente no puedo dejar de compartir una exposición sobre el dolor fetal:
En neonatología cada vez se le da más importancia al dolor del recién nacido. Ya es habitual en todos los hospitales utilizar sacarosa antes de algunos procedimientos dolorosos, como la extracción de análisis de sangre, para paliar el dolor, ya que ha demostrado su eficacia. El dolor afecta también a los niños muy prematuros. Nos contaron de la existencia de células nociceptivas (receptoras del dolor) a partir de las 8 semanas de gestación, y de lo elaborado que están los sistemas de recepción del dolor a partir de las 18 semanas.
Entonces se planteaba que debería anestesiarse al feto que va a matarse dentro del útero materno. Y esto incluye a los fetos malformados, claro. Entiendo que la madre lo aborte, pero también veo lógico que la madre, ante el conocimiento del dolor de su hijo no nacido, tenga derecho a recibir una anestesia general en dosis suficientes para que su hijo no sufra en los últimos momentos de su vida.
Hace poco descubrí que en el BOE, en la orden SCO/3148/2006 del 20 de septiembre, se define la Pediatría como la medicina integral del período evolutivo de la existencia humana desde la concepción hasta el fin de la adolescencia. Es por eso que me siento llamado a hacer esta reflexión, ya que desde la concepción incluye a los fetos que por graves malformaciones pueden abortarse, según la ley actual, hasta un segundo antes de que vean la luz.
Y de repente vi que lo que antes entendía ahora necesitaba matices (lo entiendo siempre y cuando el feto no sufra dolor). Pero es que además, el otro día vi una película que me ha removido profundamente, y me hizo descubrir que hasta desde el punto de vista psicológico es probable que el poder tener tu hijo malformado sea menos dañino para la madre que lo contrario (animo a los psicólogos a realizar este estudio, que me parece interesantísimo).
Ya en alguna ocasión he leído el testimonio de la dolorosa pero a la vez feliz experiencia que ha sentido una madre cuando, en contra de todos los que le aconsejaban, a dado a luz a su hijo con malformaciones para dejar que se muriera en unas horas. En cambio nunca he leído un relato donde una madre se haya sentido feliz después de abortar a su hijo malformado. Y como una imagen vale más que mil palabras, y un vídeo más que unas quinientas (por ejemplo) os dejo un tráiler de la película.

jueves, marzo 17, 2011

Los residentes de ahora ya no son como los de antes

Si alguien piensa que es imposible alegrarse una guardia cualquiera a las tres de la mañana: está equivocado.
Hace unos días (tal vez debería escribir meses) estaba en una guardia cualquiera de un día cualquiera a las tres de la mañana revisando el correo (a la espera de algún resultado de alguna prueba, supongo) cuando leo un mail de que por fin nos habían concedido residentes de pediatría en nuestro hospital (debería escribirlo en singular).
Y reconozco que fue una tremenda alegría. Me gusta la docencia. Tengo muy reciente en el recuerdo –no tanto en el tiempo real- mis años de residencia. Son años en los que te comes el mundo, aprendes sin parar, te ilusionas y desilusionas varias veces. Y como muchos eché en falta algunas cosas. De ellas tal vez la más importante fue el refuerzo positivo. Se cuentan con los dedos de una mano (como mucho las dos) los momentos en los que escuché comentarios positivos sobre mi actividad en la residencia. Tal vez tampoco di yo pie a que pudieran decir mucho más, pero tampoco pasa nada por fingir un poco para animar a los demás.
Desde que estoy al otro lado (pues en la medicina está muy diferenciado el binomio adjunto-residente) he visto cómo los que nos hacemos adjuntos pasamos tan impunemente a este lado. Qué pronto olvidamos aquellos detalles que nos parecían injustos. Y un comentario que no paro de oír últimamente es ese de: “los residentes de ahora ya no son como los de antes”. A mí estas frases me repugnan. Lo siento. Será que tengo muy presente el recuerdo de los mayores despotricando de la juventud. Si fuera así supongo que quedará ya muy poco para que este mundo decrépito muera por ineptitud global mundial. Ya que si cada vez los jóvenes no son los de antes.
Sólo recuerdo que a Gila sí que le doy la razón. Él decía que los jóvenes de ahora no son cómo los de antes. Que él a los jóvenes de antes los ve ahora calvos, barrigudos, sin dientes…
Yo me niego a pensar que los residentes de ahora no son como los de antes. Como ocurre siempre: habrá de todo. ¿No hace falta acaso mayor nota ahora para entrar en Medicina que antes? Si yo me hubiera presentado a hacer Medicina ahora, no habría tenido nota suficiente, y probablemente estuviera escribiendo el blog del biólogo humanista, o algo así.
Hace no mucho supe cómo un jefe de servicio se quedaba escandalizado ante el embarazo de una residente. Como si hubiera cometido una especie de delito, o algo así. Ese jefe probablemente no sabe que ponerte en cuclillas, saltar como una rana o hacer una pirueta torpe puede hacer brotar una carcajada a tu hijo de ocho meses, y que probablemente (¡seguro!) esa satisfacción es mucho mayor que tener 100 publicaciones en The New England Journal of Medicine.
De todas formas no tardaré mucho (todavía algo más de un año, pero el tiempo corre que vuela) en conocer a nuestro residente. Y si alguna vez leéis una entrada lamentándome de los “residentes de ahora” no dudéis en bombardearme a comentarios obligándome a releer esta entrada y a rectificar.

martes, febrero 22, 2011

Hot Topics 2011

El otro día asistí a una reunión que se hace anualmente en Madrid, teniendo como referencia otra del mismo nombre que se celebra en Washington.
La idea es muy sencilla: que los que vayan allí compartan la información con los que nos quedamos aquí.
Y ahora yo voy a hacer como en el juego del "teléfono escacharrado". Así que lo que aquí escriba habrá que leerlo con mucha precaución.
Advierto que este post no es apto para no médicos, ni siquiera éstos creo que lo aguanten.
En el fondo lo escribo por pasar a limpio las notas que tomé y así siempre tendré un lugar donde poder consultarlas.
Escribiré el título de la sesión, con el autor que la presentó y las notas que tomé.

1. PDA- To Close or Not To Close. Dra. Isabel de las Cuevas.
Actualmente se desconoce la evolución natural del ductus arterioso en los prematuros. No existen estudios que comparen intervención con placebo.
Desde hace un tiempo se viene hablando de que tal vez no sea tan importante como siempre hemos creído el hecho de tratar el ductus. De todas formas de los estudios que se han hecho se pueden inferir datos, como que en un 44% de los menores de 32 semanas se cierra espontáneamente.
El cierre profiláctico con indometacina ha demostrado disminuir la hemorragia intraventricular grados 3 y 4, pero no se han detectado diferencias en el neurodesarrollo.
En cuanto al tratamiento sintomático se ha visto que tanto la indometacina como el ibuprofeno y la ligadura quirúrgica son eficaces. El ibuprofeno se asocia a menor oliguria y el cierre quirúrgico a mayor retinopatía.
En la discusión se comentó que tampoco parecía prudente pasar de tratar siempre a no tratar nunca. Tal vez individualizar.

2. Probiotics Presentations and Discussions. Dr. José Antonio Hurtado.
Ya Cochrane dijo en su día que añadir probióticos a la leche en grandes prematuros (mayores de 1000 gramos) disminuía el riesgo de enterocolitis y la mortalidad. Parece que a raíz de un metanálisis publicado en Pediatrics se levantó una larga discusión. Ya que se daba por sentado que disponer de probióticos y no darlo a los prematuros era una mala práctica.
Los más veteranos (en el fondo pienso ancianos, pero no hay que pasarse) ya están cansados de ver cómo en medicina se pasa el péndulo de un lado a otro. Así que son más cautos.
Mi razonamiento es: Cochrane dice que los probióticos disminuyen la mortalidad. La leche materna tiene probióticos. Demos probióticos a los prematuros entre 1000 y 1500 gramos que no están con lactancia materna (yo me subiría a este carro, y el tiempo me dirá si erré).

3. Brain Cooling Updates. Dra. Eva Valverde.
Desde hace un tiempo se sabe que la hipotermia terapéutica mejora el pronóstico y disminuye la mortalidad en los neonatos con encefalopatía hipóxico-isquémica moderada-grave.
Parece que si se añade a la hipotermia Xenón aún hay mayor mejoría. Es por eso que está en marcha el estudio Coolxenon. Ya sabremos resultados.

4. Epidemiología del VRS, visión del microbiólogo. Dr. José Mª Eiros
Ésta fue, desde mi punto de vista, la charla más divertida. Se hizo una pregunta que yo muchas veces me he hecho: ¿Dónde están los virus fuera del periodo de mayor contagio? Para la que no tuvo respuesta.
De esta charla no saqué muchos conocimientos, pero sí muchas ideas y ganas de aprender.

5. Early CPAP vs Surfactant in Extremely Preterm Infants. Dr. Wally Carlo.
De esta no puedo comentar nada, porque reconozco que me quedé dormido. Fue después de comer, y esas cosas pasan factura...

6. Otros. Dr. Antonio Cuñarro y Dra. Pilar Sáenz
Esta parte comprende una maratón de seis presentaciones donde lo que más me llamó la atención fue el resultado favorable del bevacizumab para el tratamiento de la retinopatía del prematuro (estudio publicado recientemente en NEJM)

viernes, enero 28, 2011

Lactancia materna ¿un negocio?

Ayer estuve en la comisión de lactancia materna de mi hospital, de la que soy el presidente por razones tangenciales (ya que la auténtica presidente se encuentra actualmente disfrutando de su maternidad).
Alguien comentó que para hacerse consejero de lactancia es necesario presentarse a un examen que cuesta 500 euros.
He intentado investigar sobre la verdad de esta afirmación, pero como no he encontrado nada, agradecería si alguien me confirma o niega dicha frase, y me aclara sus matices. Porque supongamos por un momento que es verdad. Que cuesta 500 euros presentarse a un examen.
Entonces empezaría a sospechar conspicuamente de los promotores fanáticos de la lactancia.
Supongo que estoy condicionado por la realidad que percibo. En mi familia dieciséis sobrinos (de momento) se han criado con lactancia materna, sin necesidad de recurrir a consejeros, que yo sepa. Antes de la existencia de las leches artificiales ¿morían los niños a borbotones porque no se les podía alimentar? Pero tal vez los tiempos estén cambiando y sean necesarios remedios que golpean al sentido común.
Con la lactancia materna me ocurre como con la violencia doméstica. Muchas veces cuando veo esos anuncios en la televisión o en las marquesinas de las paradas de autobús me pregunto si existirá una sola persona que haya dejado de pegar a su mujer por ver ese anuncio. En mis padres no he visto más que dos personas que están "loquitos por sus huesitos", el uno del otro. Supongo que eso es lo que ha colaborado en que yo cada día no busque otra cosa que "hacer un poco más feliz a mi mujer", aunque con resultados variables...
Ahora que sabemos más que nunca los grandes beneficios de la lactancia materna tenemos que luchar por ella, y con resultados desalentadores. Tal vez pasarán los años y volveremos a ella. Y es que el poder de los medios para incitarnos a hacer cosas fáciles es tremendo. Creo que uno de los grandes problemas ha sido la industria con la promoción de sus leches (pero no puedo culparla porque están en su derecho). Y otro de los grandes problemas que veo a diario -y que no se me enfaden- son las abuelas. Casi todas insisten en que su hija no tiene suficiente leche. Yo no sé qué esperan a los dos días del nacimiento de su nieto, ¿cántaros de leche?
Hay poca lactancia materna porque falta sentido común, hay exceso de comodidad, cierta dosis de desconocimiento, los pediatras metemos la pata con algunos comentarios; pero en muy pequeña proporción porque faltan consejeros de lactancia.
Pero de esto a que haya que gastarse 500 euros en un examen va un mundo. Si alguien me puede explicar por qué es necesaria tal ingente cantidad de dinero para presentarse a un examen, que me lo explique.

domingo, enero 02, 2011

Empiezo el año trabajando

Cuando esta mañana me dirigía en coche a hacer mi primera guardia del año pensaba que era un hombre afortunado. Y es que en los tiempos que corren trabajar empieza a ser un lujo.
Pues bien, de eso han pasado diecisiete horas. Y no diré que he cambiado de opinión, pero reconozco que estoy agotado. Ni siquiera con muchas fuerzas para escribir en el blog; pero de alguna forma es un parón que hago después de diecisiete horas continuas de trabajo (y lo que me queda, pero ahora mismo no hay ningún paciente pendiente de ver). Paré durante 30 minutos a comer y 20 minutos a cenar.
En esta primera guardia han ocurrido varias cosas: dos personas me han llamado "macho" y otra "tío". No sé si se debe a la alegría propia de estos días, a la resaca, o a que yo tenía hoy una aspecto especialmente jovial (no lo creo). No lo decían con mala intención: es una forma de hablar, supongo.
Un padre me ha dicho (antes de empezar a ver a su hijo) que no se iba a ir del hospital con el niño como estaba. Que si era necesario llamaba a la policía. Hoy no era día de discutir (hemos visto niños a destajo): ha ingresado.
Hace una hora no he podido aguantar la risa cuando he visto el motivo de consulta de otro paciente: diez días sin hacer deposición. Que me perdone (supongo que sería el cansancio), pero me ha hecho gracia intentar entrever qué le ha hecho después de 10 días acudir a urgencias a las dos de la mañana el día de Año Nuevo (ahora bien, la niña puede escribir en su blog que ha empezado el año cagando, porque madre mía).
Pero lo peor ha sido que le he dado dos besos al limpiador al felicitarle el año. Ha sido un acto involuntario: lo prometo (en mi cabeza sólo tengo dosis de dalsy). Pero el tío (ya me están contagiando este argot mis pacientes) ni se ha inmutado. Reconozco que no soy "muy de besos". De hombre a hombre me gustan más los abrazos, los apretones fuertes de mano y si es preciso los insultos (dicen que es un claro síntoma de amistad).
Y cómo no, aprovecho para felicitaros el nuevo año a todos. Aunque a mí sólo el primer día me ha dejado derrengado. A ver qué más nos espera.
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