miércoles, septiembre 28, 2011

Medicina defensiva

Conrad Murray, el médico de Michael Jackson, debe de estar pasando momentos difíciles.
Hay una dato que me llama la atención: parece que el propofol resultó el causante de la muerte. El propofol, que yo sepa, es un fármaco de uso hospitalario, que se utiliza como anestésico. ¿Qué necesidad tiene una persona que el día anterior ha estado ensayando de usar propofol? Digo yo que hay que ir por orden. Si tienes dolores: reposa, si a pesar del reposo te sigue doliendo: toma un analgésico. Si aun así el dolor es insoportable vete a un hospital.
Todavía no he tenido que pasar por un juzgado, pero sí recibí una inspección en torno a una reclamación. Algo que me llamó poderosamente la atención es el desconocimiento del inspector sobre la correcta colocación de un catéter umbilical. No sé cómo se puede inspeccionar algo que se desconoce. Y el inspector en cuestión es médico. No quiero ni pensar qué ocurrirá en los juicios contra médicos.
De un tiempo a esta parte el médico se ha convertido en una fuente de dinero. Contra las denuncias hay dos vías sencillas: la de pedir miles de consentimientos informados, y la de realizar una medicina defensiva.
Me arrepiento profundamente de haber pedido una vez un consentimiento informado de limitación del esfuerzo terapéutico. Es una especie de aberración que se hace en algunos hospitales donde pides firmar a los padres que están de acuerdo con evitar el encarnizamiento terapéutico ante un hijo que está destinado a morir. Tal vez sea una curiosa forma de suscitar pensamientos de culpa en quien no lo merece.
Me producen entra risa y vergüenza los consentimientos informados que mi mujer ha tenido que ir firmando en cada embarazo (a cada gestación más consentimientos). Nos estamos volviendo locos. Supongo que la culpa capital es de los pacientes que ya han denunciado casos donde su hijo ha nacido con seis dedos y le dijeron que estaba todo normal.
Yo he estado tentado muchas veces de aplicar la medicina defensiva. Os aseguro que es muy fácil rellenar volantes pidiendo miles de pruebas. Finalmente mi pensamiento es éste: haré la mejor medicina que sé, procurando siempre el bien de mis pequeños pacientes y teniendo en consideración la opinión de sus padres. Si luego las cosas se tuercen es posible que algunos padres me denuncien. Tengo un seguro que se encargará de darles un dinero que jamás podrá pagarles su pérdida. Tal vez no sepan que su denuncia no hace más que sumar dolor a mi dolor.

lunes, septiembre 19, 2011

Mi proceso de modernización

Estas Navidades, al coincidir con un viejo compañero del colegio, éste vio cómo sacabayo  mi Palm Tungsten TX para enseñarle una foto, y se rió en mi cara, como si hubiera sacado un manuscrito del siglo XIII, o algo así. Pero ¿dónde vas con ese pedazo trasto? Me preguntó.
No me alteré mucho. Fardaba con su recién adquirido iPad, al que no le entra ni un maldito puerto USB, y desde el que no se pueden ver archivos de Flash.
Le pregunté, muy serio: dime algo que pueda hacer tu móvil, que no sea yo capaz de hacer con mi Palm. Y salvo llamar por teléfono (que no es moco de pavo, claro) no recuerdo grandes diferencias.
Formé parte de la liga antimóvil durante un tiempo, pero como tantos caí.
El caso es que la Palm empezaba a fallarme (no funcionaba el botón de apagado, y la pantalla estaba descalibrada hasta límites insospechados); y decidí probar con la vida moderna. Me quedé admirado cuando descubrí que cambiándome de compañía podría conseguir un móvil por 50 euros, que me daba "mejores" prestaciones que la Palm.
No me voy a andar con rodeos: me cambié a Yoigo y me hice con un Samsung Galaxy S SCL.
Soy de los pocos seres humanos que conozco que durante la residencia (MIR) no me hice un chuletario como el que llevan todos los médicos. ¿Motivo? La medicina avanza rápido, y probablemente lo que escribiría entonces no me valdría en unos años. Así que sustituí el chuletario por el "libro verde de La Paz" donde las cosas estarían al menos mejor escritas de lo que yo podría conseguir.
Después aparecieron las primeras agendas electrónicas (PDAs), y como el mundo tecnológico (a pesar de ser de la liga antimóvil) siempre me ha atraído, tuve la suerte de que los Reyes me obsequiaran con una Palm 105.
Vi una solución al chuletario, ya que es fácil de modificar sin borrones, y me puse a completarla.
Desde entonces siempre he llevado en mi bata la PDA, y no deja de sorprenderme que los médicos sigan con sus chuletarios en las batas (me parece un atraso...)
Igual que con los partidos políticos ocurre con los smartphones (anglicismo de nuevo, lo siento): los hay partidarios de iPhone o de Android (sé que no son términos equivalentes, pero así se entiende mejor).
Y yo, sólo por fastidiar, me he apuntado al carro de Android, y no hago más que reírme de los pobrecitos usuarios de iPhone, entre los que hay uno de mis compañeros (y con la renovación del equipo dos de los que llegan también lo hacen con iPhone).
Ahora que no me oyen diré que hay cosas que me atraen del iPhone (el diseño y el glamour); pero dudo que existan grandes diferencias prácticas. Ocurre como me pasaba con la Palm. Todo se resume en: ¿para qué lo necesitas?
Ahora bien, el gran problema de los móviles de ahora: ¡la batería! Hay que cargarlo a diario, y a veces hasta más de una vez.
Si alguien ha llegado a leer hasta aquí, significa que le interesa el tema. Así que por eso sigo escribiendo, porque voy a comentar las aplicaciones que uso, y la utilidad que consigo en mi vida de pediatra. Me voy a atrever a recomendar algunos programas, publicidad por la que no recibiré ni un duro.
  • Como agenda utilizo Jorte. Uno de los motivos es que puedo modificar el color del día (mantener pulsado un tiempo largo sobre el día), y así marcarme en rojo las guardias. De esta forma de un vistazo puedo saber qué día del mes tengo guardia.
  • Alarma: el que más me ha gustado es Alarmdroid. Puedes añadir muchas alarmas y configurarlas ampliamente. De un vistazo puedo ver hasta 6 alarmas. Se tarda muy poco en programar la hora, y lo mejor de todo es que te despierta.
  • Calculadora: la que viene de serie. Total, es para calcular.
  • Correo: Gmail. Cuando te haces de Android una de las primeras cosas que te piden es tu correo de Google. He usado la aplicación del correo de Yahoo y he visto la de Hotmail, y me quedo con Gmail. Todos mis contactos los tengo sincronizados (por lo que no pasa nada si se me estropea el móvil, en cuanto a la información de contactos, claro). Desde gmail se pueden importar correos de otras cuentas, así no tengo que mirar varias cuentas (que levante la mano quien solo tenga una cuenta de correo electrónico...)
  • Lector de PDF. Es uno de los grandes cambios que he notado con la Palm. He probado varios: think office, documents to go,  repligo... Y finalmente me quedo con ezPDF. Es de las pocas aplicaciones que uso que no es gratuita, pero está tirada de precio, y me parece sencillamente espectacular. Tal es así que he cambiado todos los protocolos que hacía del hospital para Isilo en formato PDF, con títulos y subtítulos. Por cierto, aprovecho para compartir nuestros protocolos, por si alguien quiere echar un vistazo aquí.
  • Para notas uso Note Everything. Acabé comprando la versión de pago porque permite encriptar las notas. Fue un tremendo descubrimiento, entre otras cosas porque pude importar todas las notas de la Palm (más de quinientas...)
  • Navegador: tengo el Opera. También he probado varios, y este funciona a las mil maravillas.
  • Lector de libros electrónicos: tengo el FBReader, rápido y elegante.

En cuanto a aplicaciones puramente médicas las que tengo a fecha de hoy son:
  • Bilicalc: muy útil para saber si una cifra de bilirrubina a determinadas horas de vida es indicación de iniciar fototerapia. Es de pago, pero baratita.
  • DxSaurus: la tenía en la Palm y no he podido renunciar a ella, aunque a la mayoría de mis compañeros les parece una chorrada y poco útil para un pediatra. Es para diagnósticos diferenciales, también de pago y baratita (me estoy dando cuenta de que poquito a poquito...)
  • Epocrates: es gratuita aunque previo registro. Es un completo medimécum, aunque con la pega de que incluye fármacos de Estados Unidos. El medimécum para Android no tienen pensado hacerlo (les mandé un mail y eso me contestaron), aunque existe para iPhone (tal vez la única diferencia práctica y real que he encontrado hasta la fecha)
  • Medscape: no es Uptodate, pero se hace lo que se puede. Es gratuita también aunque es necesario el registro previo. Incluye muchos temas pediátricos. Bueno para hacerte una idea rápida de la enfermedad.
  • Skyscape. También precisa registro, y ofrece algunas aplicaciones gratuitas, entre las que se encuentra Archimedes, una calculadora médica que no le llega ni a los tobillos a la Medcalc que usaba en mi Palm, pero es lo único que he encontrado como calculadora médica.
Otras aplicaciones que utilizo y que recomiendo:
  • BeyondPod: desde donde hago el seguimiento de todos los blogs a los que estoy suscrito, y también a los Podcasts que tanto me ayudan a mantener vivo el inglés.
  • Traductor de Google: sencillamente genial.
  • Shazam: para saber cuál es la canción que está sonando allá donde quiera que vayas.
Y tú: ¿eres de iPhone o de Android? ¿Qué aplicaciones recomiendas?

domingo, septiembre 11, 2011

La educación es muy importante (y IV)

Parece razonable que teniendo una familia en estrecha relación con el mundo de la enseñanza (mi padre y cuatro hemanos míos son maestros -el término profesores se les queda corto-) dedique unas palabras a la educación.
Leía estos días el blog de mi hermano y quería añadir algo.
Yo también he hecho esa reflexión de la inutilidad de tantas horas en la escuela para luego olvidar todo. Siempre he justificado ese tiempo, pensando que en el fondo de lo que se trata es de que se desarrolle nuestro cerebro. Pero mi hermano me ha aclarado que hay muchos otros efectos colaterales benignos (disciplina, compañerismo...)
Muchas veces hay que leer mucho sobre una enfermedad para luego captar dos o tres ideas, que son las que usaremosen el día a día, para el manejo práctico ; pero es probable que si solo leyeramos esas dos o tres ideas no captaríamos nada. Algo parecido ocurre en la escuela. Para encontrar unos pocos profesores que hagan mella en nuestra educación, hay que tener muchos.
¿Es más importante la salud o la educación? Para mí, sin lugar a dudas, la educación.
También me llama la atención lo mucho que nos quejamos del mal comportamiento de "los niños de ahora" (generalmente de los niños de los demás). Pero habrá que ver qué hacemos nosotros por la educación de nuestros hijos. No soy partidario de que haya que ser un teórico, pero si no dedicamos tiempo real a leer o asistir a cursos sobre educación creo que es muy difícil que llevemos bien el timón en los tiempos que corren. Recientemente he encontrado esta web y lo poco que he leído me ha parecido de gran ayuda.,
Comparto la idea de que los principales educadores de los hijos somos los padres, pero a la vez soy consciente de dónde pasan nuestros hijos gran parte del día, y de lo importante que es para ellos que estén en manos de buenos profesionales.
Y como casi todo en esta vida: lo bueno cuesta. Si Esperanza pretende hacerme creer que con tres mil profesores menos no se va a afectar la calidad de la enseñanza: va lista. Preferiría un discurso más sincero, por ejemplo: "estamos en crisis, no hay dinero, vamos a recortar, y hemos decidido -equivocadamente- recortar en el profesorado".
También me ha gustado mucho un vídeo al que he llegado por carambola, y en el que creo reconocer a su autor. Habla de las faltas de ortografía de Esperanza Aguirre. ¡Qué fuerte!

martes, septiembre 06, 2011

Cambios

Sé que quedé en hablar de mi modernización. Pero hoy no me apetece. Hoy quiero hablar de cambios.
Trabajo en un hospital joven, que a final de año cumplirá cuatro años.
En estos dos últimos meses todos mis compañeros neonatólogos (tres, que esto no da para tanto) se marchan. Han decidido ir "en busca de su queso".
Yo, en estos casi cuatro años, estoy viviendo los momentos más felices de mi vida profesional. Y con estos compañeros he compartido muchos de esos momentos. Ahora que se van me quedo algo triste, y les deseo, de corazón, lo mejor en su nueva aventura.
Se van, pero me quedo un poco de cada uno de ellos, de los que he aprendido tanto.
Es momento de cambios. A veces los buscamos nosotros. Hoy me los han buscado a mí.
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