jueves, diciembre 29, 2011

Feliz Año Nuevo

Un poco más y me voy del año sin felicitaros a todos las Navidades.
Este año que termina, que está terminando, ha sido un gran año para mí. Echo la vista atrás y solo veo cosas buenas. A veces me da miedo ser tan afortunado en la vida, pero enseguida reacciono y doy muchas gracias a Dios por todo lo que tengo, lo cual no consigue más que aumentar la alegría.
Este año en casa tenemos una nueva princesa (preciosa), han venido nuevos sobrinos, ha habido mucha salud, la crisis no nos ha llegado, en el trabajo las cosas se han dado bien... Pero también, por el trabajo que tengo, soy consciente de que cada enfermo grave es un drama. También para ellos van mis pensamientos estos días. El misterio del dolor: difícil de desentrañar. Hay padres que no saben el bien que me han hecho con sus cuidados, valentía y entereza en momentos muy difíciles. Es evidente que su ejemplo no justifica su dolor, pero tal vez sean las piezas que hacen que este mundo siga teniendo tanto sentido, porque nos hablan del amor. Noy hay nada como la grandeza de un niño. Y no hay nada que me conmueva más que el desvelo de unos padres por su hijo enfermo.
Luego hay múltiples cosas insustanciales que rellenan nuestra vida, como por ejemplo el tiempo dedicado a escribir este blog; pero al ser un tiempo gastado con cariño también tiene su valor.
Y algo más insustancial como el tiempo dorrochado en leer el blog... Para ti, que lees estas letras, te deseo todo lo mejor en el año que comienza. Porque es algo que me encanta de la Navidad: se te mete una cosa por dentro que no hace más que querer que los demás sean felices, y te das cuenta de que eso es lo que te hace realmente feliz.
Feliz Navidad y feliz Año Nuevo.

miércoles, diciembre 07, 2011

Nostalgia

No sé si os ha pasado alguna vez. Ves a alguien conocido, que hace mucho tiempo que no ves y te apetecería saludarlo pero te cortas, y todo queda en una oportunidad perdida.
El otro día iba por Alcampo (centro comercial) para comprar unas almendras trituradas (que no laminadas ni molidas. Y yo que pensaba que almendras solo vendían con cáscara y sin cáscara...) y a lo lejos vi a Santi Moreno. Este nombre para muchos no querrá decir nada. Para otros será alguien muy conocido (porque Santis Moreno debe de haber bastantes). Para mí, Santi Moreno fue un maestro.
Le recuerdo cuando entró por primera vez en clase. Yo era un tierno alumno de tercero. Entró con una sonrisa, callado y paso rápido. Se giró y escribió con letra redonda en la pizarra: S. aureus. Se dio la vuelta, dio un par de palmadas y yo pensé: "a este tío tan feo la clase se lo va a comer vivo".
Enseguida empezó sus explicaciones y pronto llegaron las carcajadas, pero no de él, sino con él. Tenía una forma de explicar amena, sus clases se pasaban volando. Sé que suena superpelota, pero estabas deseando que viniera a dar clase.
Luego llegaron las prácticas y otro tanto de lo mismo: por primera vez te sentías alguien importante en las prácticas: contaba contigo, te explicaba todo, aprendías de su tratao con el paciente. No sé si las cosas habrán cambiado, pero ser alumno de medicina e ir de prácticas es una buena manera de saber qué poco pintas en este mundo.
Pues héte ahí que divisé a Santi Moreno a lo lejos y me acerqué a saludarlo. Le dije que había sido mi profesor. Me dio un cariñoso abrazo y me preguntó qué tal me iban las cosas. Fue una conversación corta, pero para mí fue un regalo. Al final tuve que aclarárselo y le dije orgulloso: "usted fue mi mejor profesor".
La vida pasa y son muchas las personas que consiguen hacer de nuestro corazón algo grande: primero nuestros padres y hermanos, y luego muchos otros, como mi querido profesor de "Micro".
Qué suerte encontrar gente tan buena en este mundo tan pequeño, y tan grande.

Related Posts with Thumbnails